Gullit Peña: ojalá lo logres, no por el futbol, muéstranos que somos capaces de reconstruirnos
Carlos Peña le dijo a su maestra de primaria que prefería que su mamá Juana fuera a recoger su diploma porque él no se cortaría su cabello largo y chino. Jamás dejaría de ser “El Gullit”. “Cuando lo veías en la cancha decías, es el Gullit, es él”, recuerda su padre Marcelino cuando le preguntan por el más pequeño de sus cinco hijos.
¿Cuántas personas tienen que irse para aprender a decir adiós?, ¿cuántas fallas hacen falta para pedir perdón? Años después, El Gullit se perdió, lo perdimos. El futbol fracasó porque lo dejó ir, porque le ofreció ayuda tímida y él podía caer hasta tres, cuatro días en el alcohol.
¿En qué momento dejamos que la vida se nos vaya?, ¿qué hacemos para ayudarnos uno al otro?, ¿por qué callamos hasta que las cosas se nos van de las manos?
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Gullit, no queremos que seas el elegante corcel que galopa en la cancha desparramando a los rivales, que vayas de área a área conduciendo el balón y disparando misiles a la portería. No. Queremos que nos…
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